Tarde de perros... y pacos

A veces uno tiene que ir a la PTJ. A veces, incluso, uno tiene que pasar la tarde en la PTJ. Cuando uno se encuentra en las instalaciones de la Policía Técnica Judicial, empieza a pensar que la vida que uno conoce es de mentira. Que hay una vida paralela, que desconocemos totalmente. A lo mejor es que pasé demasiado tiempo confinada a esas paredes asquerosamente sucias, azules y blancas.

Los dos inspectores bigotudos, gorditos, exactamente iguales a cualquier forma de inspector de PTJ que pueda pasar por la mente de un mortal venezolano, dejaron el “Cuaderno de novedades” sobre el mostrador. Obviamente yo no sabía que eso se llamaba así. Para mí era una carpetita medio rota con un montón de papeles curiosos en su interior. Creo que inclusive pensé por un momento que era así como un catálogo para que uno eligiera el formato de la denuncia, o la cárcel a donde va uno a parar, o qué sé yo.

Agarré, bien confianzuda e ingenua que soy, y me puse a leer la cuestión. Cada una de las denuncias archivadas en la carpeta. Robo, hurto, homicidio, arma de fuego. Los nombres de todos los denunciantes/víctimas y los imputados, las horas, los lugares y las descripciones de todos los sucesos. Estaba en estado extático, con los ojos enormes, babeada de felicidad porque eso había llegado a mis manos.

Había un solo problema, un término.

Disculpe, inspector ¿qué significa ese... ve... eme... efe? ― uno de los términos que aparecía bastante repetido en el librito era S. V. M. F. y, no, esta señorita no se puede quedar con la intriga de nada.

¡Pero bueno, muchachita, eso es información confidencial! ¿qué haces tú leyendo eso? ¡si el supervisor ve esto, me botan y me quitan mi chapita! ¡hay que ver! ¿no sabes que te pueden meter presa por eso?

No, yo no sabía. Ni idea. Pero solté la carpeta cholísima. Le pelé los ojos al inspector “bigotes”, hice como treinta y cinco muecas y esbocé una sonrisita pícara. Listo, me lo gané. No me metieron presa. Y ni loca vuelvo a preguntar lo de las letras raras. Pero me moría de curiosidad.

Ya entradita la noche, me vuelvo a acercar al mostrador. Ya había escuchado las declaraciones de unos cuantos testigos, como cuatro o cinco denuncias y había hablado con un par de malandritos. Ahora los inspectores bigotudos hablaban. Mientras uno imprimía papeles, los engrapaba y los metía en carpetitas múltiples, el otro le proporcionaba entretenimiento, es decir, le hablaba paja. Me aprovecho de mi nuevo jueguito para hacerles llegar el diálogo.

INT. NOCHE - PTJ LOS NARANJOS (PERO DE GUARENAS-GUATIRE)

INSPECTOR BIGOTES # 1, un hombre de unos cuarenta años, panzón, bigotudo, bien criollo está dentro del mostrador, imprimiendo, engrapando y archivando papeles. INSPECTOR BIGOTES # 2, un hombre exactamente igual, su colega, lo mira desde afuera del mostrador.

INSPECTOR BIGOTES # 2

Coño, chamo, ya no se puede trabajar en secuestros, que va.

INSPECTOR BIGOTES # 1

¿Por qué, pues? Pana, la vaina está fea, pero no pa' tanto.

INSPECTOR BIGOTES # 2

Chamo, pero es que la guerrilla se está poniendo muy jodida.

INSPECTOR BIGOTES # 1

Si, la vaina está cabilla. Cada día es más peluo.

INSPECTOR BIGOTES # 2

No, no es esa vaina. Mira, el otro día estabamos a pata 'e
mingo. Teniamos al cabrón ahí, panita. Le estabamos oliendo los peos. Y la vaina
es que hasta te llaman pa'ca, pa la oficina.

INSPECTOR BIGOTES # 1

¡Coño! ¿Te llamaron pa'ca?

INSPECTOR BIGOTES # 2

Si, qué bolas. Yo atiendo y escucho "Buenas, el
inspector aquél del caso tal, por favor" "El habla,
¿dígame?"

El Inspector Bigotes # 2 hace señas como si estuviera hablando por teléfono y cambia la voz por una un poquito más malandra que la suya.

INS. BIGOTES # 2 (CON'T)

"Mira chamo, te estamos llamando pa' que dejes
de busca' a ese tipo, ¿mioiste?, poque la vaina es
que él ya cruzó el borde ¿Tú mientiendes?"

El inspector Bigotes # 1 lo mira, medio sonríe y balancea la cabeza. Acostumbrado a la vaina, como cuando a uno le dicen que fluctuó el precio del dólar.

JO, una chama ahí que no tiene nada que ver en el asunto, pero que es más curiosa que el carajo, está pegada del mostrador, con la lengua afuera. Está ansiosa porque no entendió la última frase. No se puede quedar intrigada y a cada segundo la vaina se pone peor.


JO

Disculpe, inspector ¿cómo es eso que "cruzó
el borde"? ¿eso quiere decir que se murió?

Aunque la chama ya había preguntado el asunto de unas letritas ahí y le habían echado su regaño, el inspector Bigotes # 1 se apiada de ella y le responde, pero volteándole los ojos.

INSPECTOR BIGOTES # 1

No, carajita, que está en Colombia

Los inspectores siguen ignorando a Jo por el resto de la noche y terminan la conversación.

INSPECTOR BIGOTES # 2

No joda, pana, y lo peor es que te dicen "Coño, el pana
cruzó el borde, y lo cruzó por esto, y por esto, y por esto"

INSPECTOR BIGOTES # 1

De bolas. Te dicen to'a mierda.
Como si na'a. ¿Y qué coño se hace?

Jo, después de investigar que S.V.M.F. significa Sin Verificación de Maltrato Físico, se salvó de la hepatomegalia que le hubiese causado su curiosidad. Fue liberada el mismo día, porque nunca fue detenida.
Hoy vive felizmente en compañía de sus seres queridos.

Comentarios

Lita24 dijo…
Uff menos mal que ya saliste de eso...debe ser horrible..que risa con lo de los bigotes, es que todos los PTJ como que se parecen?
Lo de cruzar el borde...yo tambien crei que se habia muerto el sujeto!
Saludos!
unocontodo dijo…
muy bueno....jaja..
Anónimo dijo…
Excelente post.
me dijo…
Yeah! Todos se parecen, PTJ, Fiscales de tránsito, y otros organismos a nivel nacional.
Cada vez mejoran en el casting.

Entradas más populares de este blog

The good life

101 reasons the 80's ruled

Flushing experience