El último mes

A su mamá le molestaba la música. Tenía muchísimos discos, pero nunca los oía. Creo que asociaba la música con el papá de Jo, y eso la ponía triste. Por eso siempre se quejaba cuando su hija ponía música. No importaba que fuera Chopin o Nirvana, o cualquier embeleco que le formara en un radiecito, sólo se quejaba.

Un mes antes de que se fuera para siempre, a su mamá empezó a gustarle la música. La escuchaba en todos lados, la cantaba a todo gañote con su voz mala y sin pegar ni una sola nota. El primer día de ese último mes que pasarían juntas, Jo estaba en el sofá viendo un canal de videos. Apareció Coldplay, con Chris Martin caminando en retroceso, haciendo todo en retroceso, en el video de The Scientist. Su mamá venía caminando de la cocina y se detuvo en la sala, absorta, hipnotizada con el video. Desde ese momento le pedía a ella que le pusiera la cancioncita.

Jo se sorprendió como nunca, eso no había pasado, más bien su madre siempre se quejaba.

Días después la madrugada encontró a Jo en la computadora. Se sentaba a aprender cualquier asunto médico de la forma más rudimentaria. Veía autopsias, cirugías, patologías, cuadernos de anatomía, como si fuera una indigente hambrienta y todo ese conocimiento fuera pasta. Nada era mejor acompañante para las horas de insomnio médico que Dream Theater. Y no se tomaba la molestia de usar audífonos ni ponerlo bajito, eso era mucho pedir. Entonces su madre un día se despertó. Jo pensó que iba a tener que acostarse a dormir y dejar de estudiar, pero su mamá se sentó a su lado y escuchó “Through her eyes”. Y le pidió que la repitiera, y otra vez, y una más. Mientras ella aprendía de anastomosis, de colostomías y de doxorrubicina liposomal.

Dos días antes de que su madre perdiera la cabeza, las dos vieron en la clínica un concierto de James Taylor. Jo estaba cambiando de canales cuando apareció el concierto en un canal cultural y su mamá le pidió que lo dejara. Estaba ahí, tendida en la cama de la clínica, muerta de risa, disfrutando un concierto de dos horas, cosa que su hija jamás hubiese imaginado.

A la semana de que mi mamá se murió y la cremamos, me metí en Internet y bajé música de James Taylor, pero no he podido escucharla. Ya escucho Coldplay, aunque no “The Scientist” y puedo escuchar “Through her eyes”. Debe faltar poco para que empiece a escuchar James Taylor, a ver si de verdad me gusta…

Comentarios

RoRRo dijo…
Este es tu mejor post. De repente es el más triste, pero es el que más me gusta...

Un beso.

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