La lluvia y la Mar



En Cartagena hay días de lluvia incesante, como hoy. El cielo se despierta arropado con nubes que chorrean.  A lo largo de todo el día el agua inunda las calles, el asfalto, los mercados, el puerto, los barcos y las cafeterías. Trabajar es imposible. Ni siquiera en la noche el cielo se cansa de escurrir.

Mármara la Mar aprovecha días así para ir a hablar con los sapos. A las diez de la mañana toma sus treinta trapos magenta, uno por uno, y se va vistiendo con su absurdo traje de bruja. Termina convertida en una figura enorme y bicolor: lavanda y arena. Así mismo se mete en el bosque, bien adentro donde nadie la consigue, y se pone a imitar a los sapos. Pronto varios anfibios le contestan. La Mar se alimenta de moscas que ellos le brindan y la conversación fluye durante todo el día al compás de la lluvia.

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